2 de abril de 2009

Plaza de San Lorenzo

Reconozco que durante muchos años no supe realmente a qué se refería. Quizás todavía era demasiado joven; quizás nunca me había parado a pensar el por qué de sus palabras; quizás tuviera algo que ver el hecho de que hasta que no se alcanza una edad a las personas mayores mas que escucharlas se las respeta; posiblemente fuera porque la vida aún no me había propinado la cantidad de palos suficiente como para darme cuenta de la importancia que a veces pueden tener cosas que a priori parecen intrascendentes….

- “Voy a ver al Señor, decía con una sonrisa a medio camino entre la ilusión de quién año tras año renueva los votos de una promesa y la incertidumbre de quién no sabe si ésta será la última vez que pueda hacerlo.

- “Voy a ver al Señor, y cada primavera se obraba el milagro; esa anciana a la que apenas recordaba haber visto fuera de casa, esa anciana a la que unos dichosos dolores en las piernas prácticamente habían recluido al butacón de cuero verde de una pequeña sala de estar, se enfundaba en su gastado abrigo marrón oscuro y, ayudada de un bastón, una muleta o lo que se terciara, comenzaba un lento caminar que le llevaría a los pies del Señor.

Pero, ¿qué Señor?

Siempre rondaba por mi cabeza la misma pregunta; a fin de cuentas, hay tantos en SevillaSalud, Sentencia, Buen Viaje, Tres Caídas…. Nunca encontraba respuesta: no precisaba de advocaciones ni apellidos, simplemente era el Señor. Nada más. Y nada menos.

Y el Señor vivía en San Lorenzo.

La vida no se había portado con ella ni bien ni mal. Simplemente, como tantas y tantas mujeres de su época, se había visto arrastrada por las difíciles circunstancias que le tocaron vivir: en tiempos de felicidad había sido feliz y en tiempos de tristeza había estado triste. Todo ello aderezado con la guerra, el hambre y mil vicisitudes más. Fácil de resumir, lo complicado es vivirlo...

Siempre en la misma ciudad, en su Sevilla, en esa Sevilla donde curiosamente no había visto la luz; las cosas de “los antiguos”, que la hicieron nacer en Carmona para traerla de vuelta al segundo día de vida, una vida que la llevaría de Pascual de Gayangos al Pumarejo y de allí a una soleada plazoletilla de Pío XII, aunque su corazón nunca llegó a moverse de San Lorenzo. Ni se ha movido.

Porque sigue allí, es imposible que pueda estar en otro sitio. Sigue allí, esperando que al caer la tarde vuelvan a abrirse las puertas de la Basílica para ver a su Señor; ese Señor que hace 10 años embarcó con ella en su último viaje; ese Señor que dentro de una semana saldrá de nuevo a la calle para recordarnos que a fin de cuentas todo ésto tiene sentido, aunque yo no pueda verlo junto a mi palio de las Angustias; ese Señor que, cuando ya esté apagado el último guardabrisas de la Soledad y estemos frente a frente, conseguirá que mis mejillas sientan de nuevo la calidez de los besos de esa mujer a la que hoy, por fin, he llegado a comprender, aunque quizás ya sea demasiado tarde.

Menos mal que siempre estará la plaza de San Lorenzo para que volvamos a encontrarnos. Por los siglos de los siglos...


Mediante estas dos entradas, la dedicada a mi amigo Pedro y esta última homenaje a mis abuelas Rosario y Juana, he intentado reflejar dos realidades distintas de nuestra Semana Santa: la de los que se van y la de los que nunca se han ido. Para el resto, los que nos quedamos aquí, desearos (y desearnos) muchísima suerte.

14 comentarios:

  1. Que no falte ese beso en su mejilla y sienta ese escalofrío ante lo inexplicable.

    Un abrazo General

    Pd. El 18 tenemos RadioBLog si tienes un ratillo de 13 a 18 horas para que nos cuentes como te fue y tomarte una copita en la fiesta aniversario avisa.

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  2. Vaya tela cómo se nota que ya esto vuela, tengo la sensibilidad a flor de piel y aquí ando, como una tonta, con los ojos para estallar en lágrimas porque, para colmo, he leído tu preciosa entrada con Jesús de las Penas de fondo, marcha que no puedo aguantar porque me trae recuerdos de tantas cosas buenas...

    Espero que podamos vernos el sábado en el Plantinar. Si os fijáis bien en la Virgen os quedaréis encandilados.

    Un beso Sergio.

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  3. A veces se hace bueno ese lugar común que dice "nunca es tarde si la dicha es buena". Y aquí la dicha, tras tu reconocimiento, es sublime.
    Toda la suerte para tí, toda la felicidad.

    Un abrazo.

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  4. Bonita entrada. Ojalá gente como nuestro amigo Pedro sea capaz algún día de sentir la verdadera Semana Santa, y dejar de pensar en catenarias, bullas y demás. Un saludo. Ya huele a incienso...

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  5. Una entrada sobre el centro del mundo.... ¿se puede añadir algo más?

    Por cierto, me sumo a la idea de Zapat para el Sábado por la tarde... vernos en la zona del Plantinar... El Sol, Rosario de Ciudad Jardín... se rozan....

    Allí andaré con mi descendencia. Suele estar tranquilito...

    Antonio

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  6. lo mismo te deseo, querido hermano, como decimos los rancios: que tengas una muy Feliz Estación de Penitencia. Y que el Señor te ilumine, para que continues tan bien inspirado. Un abrazo

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  7. Nunca es tarde para comprender las cosas. Lo suyo, es llegar a entenderlas porque algunos se quedan en el camino de la incomprensión. Un beso y espero que pases una semana santa como os gusta a los que os quedáis.

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  8. Un homenaje muy emotivo y cariñoso a tus abuelas y a tantos sevillanos humildes que confiaron y confían en el Señor.

    Me ha recordado la expresión que el padre Cué recogía en su memorable "Cómo llora Sevilla" del saludo de las mujeres camino del mercado con un Hasta luego, Esperansa.

    Saludos y que tengas muy buena Semana Santa.

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  9. Que homenaje más bonito y que bien escrito.
    Juana y Rosario tienen motivos para sentirse orgullosas.

    Un abrazo

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  10. Aprecio mucho esta entrada mi General,soy de las que no están ahí,sin embargo estas reflexiones de alguna manera me acercan de corazón,como te desea uno de tus lectores" Feliz Estación de Penitencia",no se por que espero con cierta ansiedad el próximo post,quizás nos acerques a tu experiencia en esta Semana Santa,un abrazo.

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  11. Hola Sergio! Soy tu primo desde Irlanda. Que bonita la sevillanada para la Abuela! Me ha emocionado mucho. Gracias!!!
    Un beso a todos por alli.

    Migue

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  12. Como tu, también reconozco que durante algún tiempo tampoco supe realmente la calidad que atesoran algunas personas a pesar de tenerlas cerca y los sentimientos que pueden llegar a aflorarnos en determinadas situaciones.
    Desde que te sigo en tus Sevillanadas (nada que ver con sevillista)he comprobado que entiendes que nada es la vida sin recuerdos y concretamente en esta entrada de Plaza de San Lorenz, me lo demuestras y para los que sabemos bien a quienes te refieres nos ha servido de revulsivo, es decir, una reacción y un despertar los sentimientos ( nada que ver con sentimentalismos ), pués no se puede decir mas en menos, y como creyente, se, que ese SEÑOR te lo contabilizará en tu haber. Y a tí General, yo te deseo lo mejor para ti y los tuyos. Un beso
    NOTA: con lo de sevillista se que hubo uno que te llegó bastante y pide entrada )

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  13. Mi General, de las cosas que más admiro en esta vida, es la superación. Y voacé se ha superado.

    Nos deleitas siempre con tus estupendos y magníficos textos de Historia, donde afianzas y reivindicas que tu futuro en estará ligado a unas aulas de Geografía e Historia (lugar donde quizás coincidamos unidos codo a codo, quien sabe), pero en esta ocasión, es una entrada de sentimiento.

    Gracias, Mi General, gracias amigo Sergio, porque ese beso de tu mejilla, es muy parecido al que siento yo en la mía cuando me acuerdo de mi abuelo (Q.E.P.D.) al enfundarme el antifaz y acompañar al Señor. El Mismo que acompañaba mi abuelo.

    Porque pasará el tiempo. Porque la cera se derretirá. Porque las flores se marchitarán. Porque todo pasará... pero Él y Ella, se quedarán siempre.

    Disfruta de esta Semana Santa al máximo. Que tengas una Feliz Estación de Penitencia y, por supuesto, que nos veamos. Y a ser posible mañana.

    Tu amigo Ramsés.

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  14. El Señor es mi vecino, realizo mi sueño en Sevilla y espero no despertar nunca y aunque cambie de casa que ÉL siga siendo mi vecino, me enorgullece pasar por su puerta y mirar la fachada de la casa de Jesús. Potestas et imperium.

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